Desde hace ya mucho tiempo no son pocos los especialistas que han levantado su voz para interpelar duramente los planteamientos de Freud. Ciertamente resulta osado, por decirlo menos, tratar de interpretar toda la realidad humana a partir de los principios que él postulaba, como son el instinto de muerte y el instinto sexual, por decir los fundamentales, y que sirven para sustentar aquellas increíbles ¨interpretaciones¨ de la vida en la que el psicoanalista, se toma la libertad de explicarnos los nuevos traumas, complejos, taras y tabús que ellos dicen que tenemos. Como dice mi amigo Facundo: ¨ En la universidad nos enseñaron que el amor que le tenía a mi madre era un complejo ¨.
Visión, que además de carecer de todo sustento científico, ofrece al hombre una pobreza de contenidos ontológicos pocas veces mantenidas en la reflexión psicológica. Sin embargo, estos postulados sirvieron para justificar y todavía lo hacen, a quienes pretenden utilizar el hecho de la sexualidad, por ejemplo, como un elemento manipulador y justificador de distintas posiciones sobre las que se han elevado intereses particulares donde la ganancia económica, una vez mas, rinde sus frutos.
El hombre moderno caracterizado por su racionalismo curiosamente le abre espacio a la magia del psicoanalista para saciar desde allí su eterna necesidad de trascendencia. Ciertamente de la magra consistencia que Freud tuvo en el análisis psicológico; sólo quedan unos tristes rezagos, aún vigentes en cierta parte una sociedad que pretende manipular al hombre con intereses absolutamente ajenos a su propia naturaleza.
lunes, 5 de enero de 2009
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