¿Sabe usted cuántas horas a la semana pasa su hijo delante de las pantallas? Tenemos a la televisión, el Game boy o sus similares, la computadora, el IPOD y en algunos casos hasta la pantalla del celular; y dentro de estos encontramos sus variantes y derivados; el Wi Fi, Messenger, Face book, Hi 5, Amigo Sónico, entre otros. Ya las consecuencias del uso indiscriminado de esta tecnología en nuestros hijos se esta dejando ver con un lamentable saldo de perjuicios para ellos y la familia. Problemas de atención concentración, pérdida de interés en otras realidades propias del desarrollo como son el deporte, la vida familiar, la lectura, menor cantidad de horas de sueño, alejamiento de actividades lúdicas y creativas, el empobrecimiento del vocabulario y la mengua en la capacidad de dialogo, entre otros. Como consecuencia de todo esto en otras partes del mundo así como en Lima se van presentado casos en niños que por mayor sensibilidad y/o mayor exposición a esta tecnología han convulsionado o han presentado cuadros de estrés y sobre excitación.
Ya las visitas que nuestros hijos hacen entre ellos no lo son tanto para inter relacionarse, sino para prenderse de un video juego nuevo y así pasar la tarde sin que exista entre ambos una relación de dialogo y amistad verdadera.
Otros problemas que acompañan a esta realidad son los valores que se transmiten a través de estos juegos; la acumulación de puntos, la cantidad de enemigos eliminados, la suma de dinero, entre otros como objetivo final.
Todo esto amarrado a una sociedad de consumo con una gran capacidad de afectar a los que lo habitamos, sumado a la actitud de algunos padres de familia que utilizan estos medios para ¨ descansar ¨ de los hijos complican un tanto mas el horizonte.
Como padres de familia nuestro llamado esta en apostar por el amor traducido en acompañar a nuestros hijos a lo largo de su desarrollo; en vigilar con celo lo que hacen en sus tiempos libres, en enseñar que lo permanente es lo que nos ancla con la realidad y estos son los valores. Como padres de familia enriquezcamos nuestra vida familiar con el dialogo alegre y permanente, abriendo el horizonte de un mundo vivo que los requiere tanto como nosotros necesitamos a nuestros hijos.
Mag. Eduardo Gildemeister
lunes, 16 de noviembre de 2009
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